El término de Sociedad de la
Información ha irrumpido con fuerza tanto en la literatura como en los
escenarios familiares y sociales, siendo una de las características más
significativas de la sociedad actual.
La información constituye un
elemento primordial para el ser humano. Hoy en día, hablar de información es
casi equivalente como hablar de la vida sobre la tierra, puesto que somos
conocedores que incluso la vida misma está organizada en términos de
información. La información, su almacenamiento y su utilización para todo tipo
de fines, tanto culturales, como administrativos y de comunicación, es una
característica distintiva de las sociedades humanas.
Con la aparición de las
sociedades modernas y especialmente a partir del siglo XVIII, la información y
su circulación han tenido una presencia concluyente y decisiva en la historia
de los acontecimientos y la vida social. A partir de la llamada Segunda
Revolución Industrial, la emergencia del telégrafo, del teléfono y
posteriormente de la radio y la televisión, hicieron de la información y de la comunicación
fenómenos de primer orden en las sociedades contemporáneas.
El término Sociedad de la
Información apunta a un conjunto de realidades nuevas que han alterado el
propio concepto de la información y de la comunicación y que tiene una proyección
más profunda. Cuando hablamos de Sociedad de la Información, nos referimos al
hecho de que la información ha alcanzado tal grado de importancia como para que
la sociedad en su conjunto pueda calificarse por ella, del misma forma como se
habló de la sociedad industrial, la sociedad medieval o de la sociedad
esclavista.
En Historia de la Sociedad de la
Información, Armand Mattelart hace un amplio recorrido por los precedentes de
la Sociedad de la Información y pone énfasis en la importancia de la aplicación
del número para gestionar cantidades de datos que son el elemento mínimo
constitutivo de lo que llamamos información. En palabras de Mattelart:
“La idea de la
sociedad regida por la información se inscribe, por así decirlo, en el código
genético del proyecto de sociedad inspirado en la mística del número. Es muy
anterior, por tanto, a la entrada de la noción de información en la lengua y en
la cultura de la modernidad.”
En la Sociedad de la Información,
la importancia de los datos es correlativa al incremento de los mismos, y la
necesidad de poder organizarlos, gestionarlos y ponerlos a disposición de los
usuarios. La información no consiste en cualquier dato sino en la posibilidad
de obtenerlos, transmitirlos y gestionarlos masivamente de modo casi
instantáneo con el fin de poder tomar las mejores decisiones políticas,
económicas…
Pero para que la sociedad de la información
se convierta en sociedad del conocimiento y convivencia, es necesario abandonar
el discurso que la reduce a cuestiones económicas o de poder y centrarse en la
interacción real de la gente. Hacen falta políticas públicas apropiadas y colaboración
entre la sociedad y el Estado. Pero especialmente, se necesitan ciudadanos que
piensen en sus propios espacios, que sean capaces de hacer valer sus
propuestas.
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