martes, 4 de junio de 2013

¿Generan conocimiento las encuestas de opinión?

La verdad científica es objetiva ya que se plantea de manera cuantitativa el funcionamiento del mundo, depende del hecho de que el investigador siga estrictamente las reglas de su método y de que tome conciencia de sus prejuicios para que no contaminen su investigación. Pero podríamos decir que las ciencias sociales se rigen por otros parámetros generadores de conocimiento. Uno de los problemas más relevantes de las ciencias sociales es que no dispone de conocimientos sociales que respondan a una referencia disciplinar única, es decir, el conocimiento se debe buscar en un conjunto de disciplinas sociales, cada una con su propio campo semántico y su metodología. Según Toulmin, las disciplinas son empresas racionales colectivas que se proponen determinadas finalidades en las que coinciden sus practicantes. Es decir, las ciencias son disciplinas que se proponen unos ideales de tipo explicativo, es decir, buscan las causas y razones de un determinado ámbito de fenómenos, ignorando que no le son propios. Esto significa que, para que una ciencia pueda lograr sus objetivos ha tenido que aislarlos, con el fin de que se puedan alcanzar sin la interferencia de otras cuestiones. Desde nuestro punto de vista, el conocimiento se define como el conjunto de respuestas que da la comunidad científica a los problemas en cada momento. Asimismo, entendemos que si la respuesta científica la proporcionan las personas, éstas no pueden librarse de su contexto, es decir, sus respuestas quedan contaminadas por los conocimientos que tienen en cada momento, por las urgencias sociales que obligan a dar relevancia a determinadas cuestiones y por los intereses de aquellas instancias que tienen el poder político o financiero. Si aceptamos que el conocimiento no es objetivo, seguro y universal, sino que es un producto social elaborado por la comunidad científica a lo largo del tiempo, ello implica reconocer que el conocimiento es un producto histórico y, por tanto, no es neutro y queda sujeto a la interpretación, a la duda y al cambio.
Como afirmó el antropólogo americano Clifford Geertz, las ciencias humanas no tienen suficiente con descripciones superficiales, sino que las necesita densas. Las ciencias humanas y sociales están perpetuamente inmersas en la cultura y de ahí que necesiten que los investigadores sepan que ellos también están sumidos a ello. Las ciencias sociales comportan infinidad de implícitos culturales y todo un complejo marco interpretativo para poder ser comprendidas y, al mismo tiempo, están marcadas por la historicidad y la lingüisticidad de todo lo humano. En la historia y la cultura resulta ardua tarea intentar concretar una verdad única y universal o llegar a alcanzar una interpretación de los hechos neutral e inequívoca. A pesar de ello, sí es posible manifestar de forma rigurosa intersubjetividades (que deben valer para el conjunto de los humanos) que demuestran un vínculo entre el presente y el pasado.
Los métodos en las ciencias sociales se pueden resumir en tres, que no son excluyentes entre sí, en cuanto que cada uno puede complementar al otro. En primer lugar encontramos el método hermenéutico que consiste básicamente en interpretar y comprender. Comprender las acciones humanas bajo la premisa que la conciencia está determinada por una dimensión histórica y el lenguaje utilizado, y que los fenómenos sociales no se pueden explicar como hechos causales como los de la naturaleza.
En segundo lugar tenemos el método critico-racional. El origen del cual se encuentra en la Escuela de Frankfurt y su tesis principalmente era una crítica aplicada a la sociedad. Es decir, rehusaban el método experimental en cuanto que no era suficientemente fiable para una buena comprensión e interpretación, por eso su solución era la crítica de los fenómenos sociales para encontrar una sociedad más justa. Criticaban el uso instrumental de la razón del capitalismo por su manera de proceder maquiavélica, proponiendo una crítica de la razón para evitar los intereses particulares en favor de los vitales.
Y finalmente, como tercer y último está el método empírico-analítico donde encontramos dos focos principales;
El método cuantitativo, que pretende explicar los fenómenos a partir del conocimiento de sus causas utilizando las ciencias matemáticas como ciencia auxiliar para complementarlo. Las técnicas que se utilizan son las encuestas que recogen la información a través de preguntas sobre un fenómeno particular. Estas pueden ser abiertas o cerradas según las opciones en la respuesta del objeto donde éste debe estar dentro de los parámetros de la muestra preseleccionada como la edad, sexo, profesión..., o ha sido escogido dentro de un proceso aleatorio. El resultado consiste en una amalgama de datos precisos donde necesitan un proceso y una interpretación siempre teniendo en cuenta “las variables de la conducta individual y que los valores no se pueden cuantificar”. Y el método cualitativo, se trata de un sistema que busca el estudio de casos concretos sin caer en las generalizaciones. Aquí tenemos las entrevistas donde el entrevistador interactúa con el entrevistado, y las historias de vida, que consisten en entrevistas que buscan las experiencias vitales del entrevistado a lo largo de su vida.
Las encuestas de opinión buscan producir un efecto de consenso, una opinión pública unánime como instrumento de acción política. Según P. Bordieu, la opinión pública en el sentido que le dan quienes realizan los sondeos de opinión, es decir, como suma estadística de opiniones de la gente que toma posición sobre opiniones pre-formuladas, no existe. No existe porque presupone que todo el mundo puede tener una opinión, que todas las opiniones tienen el mismo valor y que existe un consenso sobre la problemática que se está tratando.

Schütz es quién primero pone el foco en la importancia de la realidad cotidiana, en la construcción social de la realidad, que es el motivo subyacente a toda investigación sociológica (en este caso a través de las encuestas o sondeos de opinión). Esta realidad cotidiana se construye naturalizando u objetivando actitudes típicas frente a situaciones también aceptadas socialmente que proporcionan una certeza subjetiva al individuo. Husserl se refiere a este consenso social como “suspensión de la duda”.
Sin embargo, Schütz distingue diversos mundos de significación en que participa cada individuo (el mundo laboral, el mundo familiar, etc.), diversas estructuras de pertenencia relativas a estos mundos de significación que tienen que ver con la distribución desigual de conocimientos según el lugar que se ocupa en la sociedad, los grupos de referencia, múltiples realidades de la experiencia personal (que P. Berger y T. Luckmann integran en los llamados universos simbólicos), y que las encuestas de opinión no tienen en cuenta al interpretar los resultados de lanzar una misma pregunta a individuos con diferentes realidades sociales o bien reinterpretan en función de los intereses de los receptores de estas preguntas, transformando respuestas éticas en respuestas políticas por el hecho de imponer una problemática. Es lo que Bordieu llama éthos de clase, un sistema de valores que adquirimos desde la infancia y a partir del cual tenemos respuesta para preguntas muy diferentes.

Berger y Luckmann, en su obra capital La construcción social de la realidad, explican la búsqueda del individuo por encontrar esos patrones culturales que le facilitan la relación con la sociedad, rutinas que permiten la tipificación de conductas que se tornan hábitos. La suma total de estas tipificaciones y de las pautas recurrentes de interacción entre ellas forma las estructuras sociales; se trata de procesos de institucionalización. Las instituciones adquieren objetividad con el paso del tiempo, preexisten al individuo, representándose como si tuvieran realidad propia, como hecho externo y coercitivo. Como ejemplo, la Administración, que según Cardús sería el organismo adecuado para proporcionar a los sociólogos los datos objetivos y fiables para realizar un buen estudio. Para Berger y Luckmann el concepto de institución es más amplio y abarcaría todo rasgo o complejo cultural (familia, educación, orden social…), que está fijado por pautas o sanciones y que debe estar legitimado, es decir, explicado y justificado. En este proceso de objetivación y externalización de las experiencias del individuo para aprehender la sociedad como una realidad objetiva, tiene especial importancia el lenguaje. El lenguaje objetiviza la experiencia subjetiva del individuo, la naturaliza, tipifica la acción social, universaliza la experiencia, posibilita la memoria individual y colectiva porque permite reinterpretar el pasado para integrarlo en el presente, en un proceso de alternación.
El método que proponía Gadamer era el hermenéutico. Su pensamiento se basaba en la premisa que para comprender es necesario una interpretación. Esta transcurre desde la comprensión de una realidad externa a la propia realidad subjetiva y así se abre un diálogo entre el sujeto y el objeto donde las partes implicadas expresan y responden a sus inquietudes entrando en lo que se denomina círculo hermenéutico, distinción gráfica del método por su rotación dialéctica sin fin hasta que se descubra la verdad que interesa tanto al investigador como el investigado. Esta metodología también atribuye para su sentido funcional, la participación de la tradición que actúa como actor otorgando dimensión histórica y la forma del lenguaje que actúa como “mediador de la experiencia hermenéutica”. Estos factores contribuyen para Gadamer no tanto comprender como sumergirse en el fenómeno alcanzando un nivel de vivencia para lograr sintetizar el pasado y presente.
El ser humano, además de tener la necesidad de ser parte de la sociedad, mostrándose moldeable a estructuras sociales y patrones culturales, asume la realidad reificada a través de un proceso de socialización. Esta interiorización de los modelos sociales tiene como fin crear una realidad intersubjetiva, una empatía del yo con el otro, un proceso de socialización primario donde el yo cobra sentido como yo social, que conlleva la identidad propia. En la socialización secundaria el individuo internaliza submundos diferentes, según el acceso desigual al conocimiento; su rol y su posición social, los medios de acceso al conocimiento se institucionalizan.
Focalizándonos ahora en el análisis del texto del profesor Javier Elzo desde la perspectiva de los escritos de los profesores Salvador Cardús, también autor de uno de los módulos de la asignatura, y Pierre Bourdieu, en primer lugar es necesario que dejemos de lado cualquier apreciación subjetiva tanto referente a los resultados alcanzados por el estudio como a los comentarios del propio profesor Elzo para, de esta manera, poder aproximarnos al mismo de la forma más neutra posible. No es necesario decir que esto es más fácil decirlo que hacerlo, pues algunos fragmentos del texto del profesor Elzo se pueden calificar de casi provocadores.
El Resumen del Informe Jóvenes Españoles 2005 se hace, según Elzo, << (...) sin ninguna pretensión analítica y con muy escasas cifras (...) >> con lo que, desde un primer momento, queda suficientemente claro que el autor no quiere engañar a nadie, aunque quizá habría sido necesario que añadiera “y desde un prisma un tanto subjetivo”.
En nuestra opinión, si aplicamos sobre el estudio el filtro terminológico utilizado por Salvador Cardús, podríamos calificar aquél como cuantitativo por lo que atañe a la utilización de cifras y estadísticas aunque, teniendo en cuenta los comentarios valorativos llevados a cabo por el autor, podríamos llegar a considerar el estudio también como cualitativo. La primera tipología, según ya hemos dicho, es más cercana al método utilizado en las ciencias naturales, mientras que la segunda es más propia de nuestro campo de actuación: las ciencias sociales.
De cualquier modo, compartimos algunas de les críticas que tanto Pierre Bourdieu como Salvador Cardús hacen de las encuestas de opinión, en especial en cuanto a la posibilidad o el peligro de su manipulación, tanto en su confección como en su resultado, según nos recordaba el propio Salvador Cardús.
Asimismo, consideramos muy acertada la opinión de Bourdieu referente al valor que se le tendría que dar a los no sabe / no contesta (NS /NC); pues no cabe duda que, en ocasiones, es casi más importante la verdad que se puede extraer de aquellos cuya respuesta fue NS/NC que no de los que eligieron una de las respuestas prefijadas por el encuestador o, mejor dicho, por la empresa o institución que encargó el sondeo de opinión y ello por cuanto, citando ahora a Cardús << Les enquestes d’opinió es basen en l’error de suposar que tothom té una opinió. >>
Sin perjuicio de lo anterior, creemos que les encuestas de opinión son las herramientas más apropiadas para el trabajo de campo siempre que se lleven a cabo con rigor, es decir; con una buena planificación metodológica previa, con preguntas planteadas en los términos más neutros posible, tal como advierte Pierre Bourdieu en su escrito, y con independencia u objetividad pues siguiendo ahora a Salvador Cardús << (…) una investigació a mercè dels interessos de qui l’encarrega esdevé la més inútil de les investigacions possibles. >>

Si antes ya comentábamos que el conocimiento podía encontrarse, según Bertrand Russell entre otros, en el lenguaje; ¿Por qué no íbamos a poder localizarlo en el resultado de una serie de encuestas de opinión cuya fuente es precisamente el propio lenguaje? La única condición, a nuestro parecer, es que se respete lo que precisamente indicábamos en el párrafo anterior, sólo así podremos considerar a los sondeos y encuestas de opinión como verdaderos generadores de conocimiento.(Trabajo conjunto para la asignatura de Conocimiento y método)

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